Tan loco como para cambiar el mundo

Goldin, Héctor; Tomaello, Flavia
Tan loco como para cambiar el mundo
Buenos Aires: Errepar, 2013
173 pág.; 22 cm.

“Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los problemáticos. Los que no encajan en ningún sitio. Los que ven las cosas de otra manera. No siguen las reglas. Y no tienen ningún respeto por lo establecido. Puedes alabarlos, puedes no estar de acuerdo con ellos, puedes citarlos, puedes no creer en ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero la única cosa que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Ellos inventan. Ellos imaginan.
Ellos curan. Ellos exploran. Ellos crean. Ellos inspiran. Ellos impulsan la humanidad hacia adelante. Quizá tienen que estar locos. ¿De qué forma, si no, puedes enfrentarte a un lienzo vacío y ver una obra de arte? ¿O sentarte en silencio y escuchar una canción que nunca ha sido escrita? ¿O contemplar un planeta rojo y ver un laboratorio sobre ruedas? Mientras algunos los ven como los locos, nosotros vemos genios. Porque la gente que está lo suficientemente loca como para pensar que pueden cambiar el mundo, son los que logran hacerlo”.
Así rezaba la campaña de los “Crazy Ones” con la que Apple se reposicionó en 1997 tras la segunda etapa de Steve Jobs en la compañía. Es una fiel síntesis de cómo las mentes brillantes cambian la historia, no simplemente por lanzar productos u obtener ganancias millonarias. Cuando alguien genera un desarrollo capaz de crear una nueva realidad, casi adivinando aquello que las personas desearán en el futuro o el modo en que querrán vivirlo, está creando paradigmas. Ese es el mayor legado que dejará Jobs: lograr que la humanidad pueda resolver sus necesidades y alcanzar sus aspiraciones a través del uso de tecnología avanzada pero accesible y comprensible para cualquier persona.