Si el atraso tarifario era algo inobjetable, ¿por qué hoy estamos como estamos?

Escribe: Cr. Aldo Pignanelli

La cuestión en materia de políticas económicas casi siempre se resume en un cómo, cuándo, cuánto y para qué. El problema es que, hasta ahora, ninguna de estas preguntas ha sido correctamente contestada. Ya en abril estábamos padeciendo un aumento de precios generalizado en alimentos, luz, agua, telefonía, expensas, transporte, pero nunca supimos cuál era el plan. Finalmente, el tarifazo llegó al gas… y explotó.
A las preguntas ¿cuánto? y ¿para qué? la respuesta correcta habría sido una auditoría de las empresas de servicios. Estas percibieron en carácter de subsidios una cifra superior a 30 mil millones de dólares, cuyo destino desconocemos; ¿fueron a pagar gastos corrientes? Argentina quiere saber. Creer que la única caja negra ha sido la Obra Pública es casi como darle la razón a nuestra expresidente. Miles de millones de dólares fueron destinados también a la compra de energía, tanto como en carácter de subsidios a las empresas privadas. Pero seguimos sin conocer el verdadero costo de producción de gas y luz en el país ni a dónde fue a parar todo ese dinero.

En fin, de vuelta en la crisis actual, se exige a la ciudadanía un enorme sacrificio -demos por descontado que esta vez no se robará un centavo- pero aún se le niega saber para qué valdrá el esfuerzo: ¿Para reconstruir el sistema eléctrico?, ¿para volver a exportar gas?, ¿en cuánto tiempo? Silencio gubernamental.
Las pregunta ¿cómo? y ¿cuánto? incorporan el insoslayable componente social. Las cifras del INDEC CABA -por poner un solo ejemplo- alertaron sobre los ingresos de la mitad de los hombres y mujeres residentes en la ciudad más rica: $10.000 pesos para ellos y $9.000 para ellas. Mientras, se intenta justificar el costo de las facturas con absurdas comparaciones: “$600 de agua equivale a una botellita de $20 diaria” o “es el valor de un café, una pizza, una cena”. Lo cierto es que la botellita, más el café, más la pizza, más la cena, más… se transforma en una cifra cotidianamente impagable para la enorme porción de la población que, además, hace rato renunció a cafés, pizzas y cenas. Es evidente que, para la pensionada de Florencio Varela que percibe 4.900 pesos por mes, la factura de $980 que le llegó por usar un calefón y una hornalla -no utiliza gas para calefaccionarse- no se mide en términos de “es una salida al teatro menos”. Basta una suma rápida para convocar a todos los sectores del país y acordar un punto medio que no comprometa seriamente el básico bienestar de la población.
Por último, el “cuándo” también ha sido un desatino. “Cuándo” pudo haber sido a lo largo de un año, a lo largo de dos años… o más.
En octubre, ya en primavera y con la mirada puesta en el verano y las habitualmente altas temperaturas, habrá una audiencia pública. Habrán sido diez meses de incertidumbre, de malestar, de angustia para muchos.
El informe de ENARGAS será suscripto por el que, hasta diciembre de 2015, fuera el Presidente de Metrogas; algo tan normal como que nuestro Ministro de Energía posea acciones en una prestataria. Pero ahora la ciudadanía está atenta. Un Consejo Económico y Social pudo haber sido la forma constructiva de evitar todas estas marchas y contramarchas y de salir airosos de esta cuestión. Todavía está a tiempo de serlo.

Aldo Pignanelli egresó de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires en el año 1974. Es contador y economista. Se especializó en Administración Financiera, Costos, Planeamiento y Control y Finanzas Públicas. Fue Presidente del Banco Central de la República Argentina durante el año 2002. Previamente, se desempeñó como Vicepresidente, y como Director desde 1997, cargos desde los que participó activamente de las Comisiones de Administración, Operaciones y Control y Administración de Reservas.

Ocupó el cargo de Director del Banco de la Provincia de Buenos Aires (1987-1989), fue asesor con rango en la Subsecretaría de Asuntos Municipales de la Provincia de Buenos Aires (1989-1991) y asesor Financiero del Directorio del Banco de la Provincia de Formosa (1992-1997). En 1996 se desempeñó como Consultor Financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). También fue Secretario de Economía de la Municipalidad de Moreno en los años 1986-1987.

Su actividad en el sector público fue precedida por una vasta experiencia en el sector privado, donde actuó como Consultor Financiero y Económico y ocupó cargos relevantes en empresas líderes de sectores como alimentación, farmacéutico, ferretería industrial o la importación y distribución de automóviles.
Dictó conferencias y cursos sobre Economía y Finanzas en la Universidad Ben Gurion de Israel, Banco de Inglaterra, Universidad Di Tella, Universidad Nacional de Rosario, Banco de Córdoba, Universidad Nacional de Entre Rios, Universidad Nacional de La Plata-Master de Gestión Bancaria, Bolsa de Comercio de Santa Fe y de Buenos Aires, entre otros. También participó como disertante en el XX- VIII Congreso Nacional del Notariado Mexicano. Actualmente asesora en temas económicos y financieros a empresas relacionadas con la actividad industrial, bancaria, seguros, salud, construcción y servicios públicos.