El mercado de capitales

En las películas norteamericanas se suele (o se solía) ver cómo funciona el mercado de capitales. Ese ambiente caótico, dinámico, casi que parece una batalla campal. Pantallas por doquier en donde lo único que importa es ver si los activos ganan o pierden valor, y cómo los más astutos son quienes se aprovechan de la mano negra de la esencia del intercambio. La demanda y la oferta en su estado más puro.
Ahora ya no se aprecia ese remolino de números, papeles y griterío que parecía dominar ese mercado en las bolsas de valores; ahora todo funciona a través de nuestra omnipresente Internet, y de los complejos algoritmos que poco a poco van reemplazando a la habilidad de tomar decisiones. Cualquiera puede, desde su casa, formar parte del sistema de compra-venta de activos financieros a través de un broker, homebanking,o de un fondo común de inversión.
Algo que aparenta ser tan complicado en las películas resulta ser tan simple como pagar una boleta de luz. Desde el punto de vista técnico, tan solo con una cuenta bancaria (y plata claro está), usted puede ser todo un inversor, accediendo al mercado virtual, y realizando compras o ventas, alimentando los engranajes que mueven esta actividad humana.
Pero claro, suena tan fácil que hasta preocupa no saber cómo entrar, e inclusive el por qué no sabemos ahora mismo cómo entrar; y es que quizás no tenemos en cuenta que no sólo hay que tener plata para invertir y tiempo para evaluar, sino también un estómago a prueba de balas. No es del devenir diario el tener excesiva presión y expectativa para las acciones que realizamos, o por lo menos, no la suficiente como para volvernos locos. No todos están hechos para subirse a las montañas rusas más desafiantes, ni saltar en bungee, ni escalar montañas. Ver cómo se disparan los valores, correr a contra reloj cuando todo empieza a teñirse de negro, sentir en los números el estallido de alguna que otra burbuja; no es algo que solemos tener en nuestra zona de confort.
Hacer trading (especular y hacer plata en el mercado de capitales con la compraventa de valores) es una especie de arte turbulento, hasta análogamente es como un deporte: hay que tener resistencia y velocidad a la hora de actuar.
A pesar de la adrenalina que puede significar el hecho de entrar al juego del mercado, hay que saber que el mercado de capitales de Argentina es muy chico en comparación con los gigantes que podemos encontrar en nuestro planeta azul. Sin ir mucho más lejos, en nuestra periferia geográfica, el volumen del mercado de capitales de Chile casi triplica el nuestro, el de México multiplica por seis, y el de Brasil, casi doce veces. Y eso, sin invocar potencias como EEUU o Gran Bretaña.
Este mundo paralelo se encuentra a muy pocos unos y ceros de nosotros.
Probablemente, muchos no sabían lo fácil que es entrar al mercado de capitales en los tiempos actuales: no conocíamos el poder de los activos financieros puestos en acción. No es de extrañar que los profesionales de Ciencias Económicas sean muy aptos, por no decir los mejores, para ser brokers, realizar trading, y asesorar:
el mercado es objeto de estudio de la economía. Quizás sea tiempo de que, entre todos los conocimientos que tenemos en nuestro inventario como profesionales, agreguemos uno más: el de entender el mercado de capitales.