“El Consejo debería realizar una gran convocatoria a sus matriculados para discutir políticas de largo plazo”

Escribe: Cr. Armando Simesen de Bielke, ex presidente del CPCES desde 1997 a 2003

¿Cómo evalúa el crecimiento que tuvo a lo largo de los años el Consejo Profesional de Ciencias Económicas?

Muy positivo desde el punto de vista del incremento patrimonial, con un edificio moderno y amplio en la sede central y una respuesta importante a los requerimientos de las delegaciones del interior. Otro tanto con el desarrollo del complejo deportivo sobre el terreno que ocupamos formalmente en nuestros dos períodos dirigenciales. En aquella oportunidad hicimos el desmonte inicial, cerco perimetral, plantamos los primeros árboles y realizamos las instalaciones necesarias proveyendo agua y energía eléctrica. Destaco, de aquella época, el arduo trabajo de los contadores Palavecino, Berardo, Fassini, Loprestti, como también el apoyo sin retaceo alguno del Consejo Directivo.

Creo que fue positivo mantener el continuo crecimiento de la biblioteca y cursos de capacitación, aunque, en esto último, pienso que debe reverse el sistema actual para obtener una mayor respuesta de la matrícula, en especial de los jóvenes profesionales. Y, en cuanto a la biblioteca, prestar mayor atención a la provisión de textos actualizados para las delegaciones.

¿Qué opina sobre la inserción del Consejo en la comunidad? ¿Cómo debería trabajarse en ese sentido?

El Consejo tuvo, a lo largo de estas tres últimas décadas, una fuerte inserción en  la sociedad. Durante nuestro mandato fuimos convocados por el Gobierno local para conformar una comisión que redactó un proyecto de Código Fiscal, invitando a integrarla a las universidades locales, Cámara de Comercio e Industria, Dirección General de Rentas y Colegio de Abogados. Redactamos un código moderno, incorporando nuevos institutos tributarios y entregamos el proyecto que fue elevado por el Poder Ejecutivo a la Legislatura local. Lamentablemente el proyecto nunca fue tratado.
La participación en el Consejo Económico y Social es también una inserción importante en el medio social y un compromiso de participación activa. Debería incrementarse el trabajo conjunto con las otras entidades de profesionales, especialmente en el diseño de fuentes de trabajo para la gente joven.

¿Cuál fue el desafío más grande que tuvo que asumir en la institución durante su presidencia?

El mayor desafío fue atravesar la profunda crisis de los años 2001 a 2003, haciendo frente a las grandes dificultades económicas y financieras del momento. Hubo meses en que no sabíamos cómo pagar las remuneraciones del personal y las cargas sociales, por ejemplo. Pero, haciendo un esfuerzo importante en recorte de gastos alcanzamos a concluir nuestra gestión sin pasivo alguno. Es decir, pensamos que la conducción sucesora debía recibir un Consejo saneado y así sucedió final y felizmente. Aún así, con tan graves restricciones, hicimos la primera gran remodelación del Salón ÁBACO, incorporando dos pisos para aulas de capacitación y trabajamos en un salón de usos múltiples en lo que hoy es el predio de calle España.

¿Cuáles considera que deberían ser los próximos desafíos a asumir por las autoridades del Consejo?

Realizar una gran convocatoria, amplia y abierta, tipo asamblea general, para escuchar en vivo y en directo, las inquietudes de la profesión, discutir políticas de largo plazo, definir prioridades de inversiones, procurar un acercamiento mayor hacia lo que es, en realidad, la casa de todos los profesionales en Ciencias Económicas más allá de lo coyuntural de las conducciones. Debería procurarse una ampliación de los cursos de capacitación, incorporando un esquema de evaluaciones que permitan a los cursantes conocer sus propios rendimientos; debería hacerse algo igual con capacitación de evaluadores e incentivarse la producción literaria de los colegas realizando convenios con editoriales para su publicación, por ejemplo.

¿Qué opinión tiene sobre los servicios que brinda la institución a los matriculados en la actualidad?

Los servicios prestados por el Consejo son, en general, adecuados a las exigencias de los matriculados. Los relacionados con certificación de firmas deben acelerarse, incorporando para las épocas “pico” profesionales contratados al efecto y debidamente entrenados para ello. Téngase presente que el Consejosetiembre7 sólo certifica la firma del profesional y que las revisiones de los trabajos presentados es una ayuda para evitar que circulen documentos que pudieran contener errores; ello es plausible pero no justifica las demoras en que se puede incurrir frente a la exigencia de inmediatez en la entrega que los comitentes requieren. Los montos importantes que se abonan por estas certificaciones suministran los recursos suficientes para atender esta inquietud. Los servicios de biblioteca son excelentes y los servicios de cursos y conferencias son, en términos generales, adecuados. No comparto que sean gratuitos porque observo que esta forma de prestación no es reconocida o suficientemente entendida por una gran cantidad de matriculados que se inscriben por medio de registración telefónica o similar, pero luego no asisten; en tanto, se ha incurrido en importantes gastos de preparación de material que a la postre resulta excesivo. Con relación a las delegaciones del interior, los cursos, además de la transmisión virtual –que debe mejorarse en
los problemas de conexión o de audio- deben ser también presenciales porque la gente del interior aprecia el contacto personal con el disertante y prefiere la pregunta o el planteo del problema “face to face”. Los servicios del complejo deportivo y social son buenos y se evidencia mucho requerimiento de ellos, por lo que podrían ampliarse con una piscina. Un corredor interno para bicicletas y alguna cancha de tenis, por ejemplo.

Desde la experiencia personal y el trabajo desarrollado dentro de la institución, ¿cómo analiza los cambios de la profesión con el tiempo?

Los cambios en la profesión son propios de los cambios tecnológicos y las aproximaciones a los cambios operados en los principales países
del mundo; sin embargo esta aproximación necesita de adaptaciones a nuestras costumbres y realidades, en especial para pequeños y medianos demandantes de nuestros servicios.
La profesión, por otra parte, no puede aceptar mansamente que se le deleguen funciones o roles que no son apropiados al desempeño profesional; me refiero puntualmente  al rol de garante que se nos ha asignado en la Ley de lavado de activos y la escasa o nula participación en los cambios de normativas tributarias, previsionales, laborales, entre otros campos de desempeño profesional. Y si bien el Consejo sólo tiene delegadas las funciones de policía profesional, debiera volverse al cobro indirecto de honorarios que, bajo determinado contexto histórico, fue dejado sin efecto, e igualmente implementar planes de inserción (y reinserción) laboral; resultarían tareas coadyuvantes a superar dos problemas concretos: cobranza de los servicios prestados y desocupación profesional.