La importancia del reporte corporativo y su posible evolución

Escribe: Cr. Fermín del Valle

El reporte corporativo, o sea, los informes que una organización, cualquiera sea su tamaño, emite para ser utilizados por terceros ajenos a la gerencia, no es un fin en sí mismo. Ningún reporte lo es.
Es una herramienta para que las organizaciones se comuniquen con quienes están interesados en ellas y les brinden la información que estos interesados necesitan. También, por supuesto, para comunicarse con aquéllos con los que la organización necesita interactuar para poder cumplir sus objetivos.
En particular, toda organización necesita financiamiento. Quienes proveen financiación a un ente necesitan buena información sobre ese ente. El reporte corporativo cumple esa función.
Y en ese sentido el reporte corporativo es un elemento esencial para que funcionen los mercados financieros y de capitales.
Claro está que para impulsar el desarrollo del mercado de capitales no basta con buenos reportes corporativos, pero el buen reporte corporativo es una pieza importante.
Una mejora sustancial en el desarrollo del mercado de capitales implica un cambio cultural. Es necesario instalar en la sociedad la confianza en el mercado de capitales como un mecanismo apropiado para el ahorro de las personas por un lado y para la financiación de las empresas por el otro. El reporte corporativo es un elemento clave en el establecimiento de esa confianza e imprescindible para que los inversores puedan tomar decisiones fundadas.
Hasta no hace tanto tiempo, el reporte corporativo por excelencia y casi exclusivo era el reporte financiero, o sea, los estados contables. Hoy sigue siendo un informe fundamental. Sin embargo, no tanto su utilidad pero sí su suficiencia ha venido siendo cuestionada en los últimos tiempos.
La preocupación sobre la suficiencia del reporte financiero se incrementó con la crisis financiera global de los años 2008 y 2009.
¿Cuáles son los principales cuestionamientos que hoy se le hacen al reporte financiero?¹
En primer lugar, que se concentra demasiado en información financiera y no permite una comprensión de todos los factores que afectan la creación o destrucción de valor en el largo plazo.
En segundo lugar, que por sus características esencialmente financieras, promueve decisiones basadas en consideraciones de corto plazo.
En tercer lugar, que debiera ser menos voluminoso y más oportuno y aprovechar mejor la innovación tecnológica.
No incluyo como deficiencia la creciente diferencia entre los valores de mercado y de libros de las empresas, que muchas veces es mencionada como tal. En mi opinión, no creo que éste sea problema que se resuelva modificando los estados
contables. No creo que sea una buena idea medir e incorporar a los estados contables los intangibles autogenerados.
La información contable refleja estos intangibles al proporcionar información sobre la rentabilidad, y dejaría de hacerlo adecuadamente si se pretendiera contabilizar los intangibles autogenerados.
Resumiendo, el problema fundamental es que la información financiera refleja las consecuencias, el final de la película, los resultados del desempeño. Pero poco muestra de cómo está la capacidad de creación de valor hacia el futuro, o sea, cómo están los impulsores del futuro desempeño.
Frente a este problema, se plantean los siguientes interrogantes:
1) ¿Qué otras informaciones son relevantes para los inversores y proveedores de fondos?
2) ¿Además de los inversores y proveedores de fondos debieran contemplarse las necesidades de información de otros interesados, o debería seguir prevaleciendo el interés de quienes proveen financiación?
3) ¿Las necesidades de información deberían satisfacerse mediante un reporte único o mediante varios reportes que convivan?
Todavía no es tan claro el consenso respecto de la mejor solución.
Ha habido varias iniciativas. Algunas han evolucionado más que otras.
Podemos decir que hoy existen tres tipos de reportes que conviven y se complementan:
1) El reporte financiero, cuyo marco está hoy fundamentalmente en manos del IASB (International Accounting Standards Board).
2) El reporte sobre sostenibilidad, cuyo marco está hoy fundamentalmente en manos del GRI (Global Reporting Iniative).
3) El reporte integrado, detrás del cual ha venido trabajando el IIRC (International Integrated Reporting Council).
El reporte financiero y el reporte integrado están diseñados pensando fundamentalmente en los proveedores de financiación como principales usuarios de la información.
El reporte sobre sostenibilidad procura mostrar lo que hoy se conoce como el desempeño ESG (environmental-social-governance), o sea, es el reporte que una organización publica acerca del impacto económico, ambiental y social de sus actividades, como así también respecto de los valores de la organización y su modelo de gobierno. En este sentido, procura demostrar el vínculo entre la estrategia y el compromiso con la sostenibilidad.
Ahora bien, el reporte sobre sostenibilidad viene a mostrar el impacto de la organización en lo económico, social y ambiental, pero no resuelve la cuestión de los impulsores del desempeño futuro. De hecho se le critica que está desconectado del proceso de creación de valor.
En cambio, el propósito primario de un reporte integrado es explicar a los proveedores de capital financiero cómo una organización crea valor a lo largo del tiempo, en el corto, mediano y largo plazo. El foco está en la estrategia y el modelo de negocios, los riesgos y las oportunidades.
Por esta razón, no corresponde un planteo de reporte de sostenibilidad versus reporte integrado.
Otra cuestión importante para aclarar es que el reporte integrado no pretende ser el único reporte. Es decir, no pretende “integrar” toda la información. Sí claramente pretende ser el informe sobre la estrategia y el modelo de negocios, que explique cómo la organización crea valor y que muestre la interconectividad entre todos los factores que intervienen en el proceso de creación de valor.
Detrás de la idea del reporte integrado hay una propuesta de fuerte cambio cultural, para pasar de las decisiones basadas en el corto plazo a decisiones que tienen mayor consideración del mediano y largo plazo.
Sobre esta base, podríamos decir que la presentación simultánea de estos tres reportes presenta una información más completa que la que hoy brinda el reporte financiero.
No obstante ello, la idea de un reporte único, que integre toda esta información y que sume alguna otra que en realidad no contempla ninguno de los tres informes, como es el caso de los indicadores de desempeño no financieros, es muy atractiva.
La principal iniciativa en curso es posiblemente la de la Federación Europea de Contadores (Accountancy Europe). En marzo de este año esta organización publicó un resumen de las respuestas recibidas al informe que habían emitido en octubre de 2015.
Ese informe proponía un modelo llamado Core & More (lo esencial y lo demás). Como consecuencia del proceso de consulta llevado a cabo, han identificado tres tópicos para seguir trabajando en el futuro²:
1) Elaborar más el concepto de Core & More.
2) Apoyar la coordinación y desarrollo del reporte sobre información no financiera.
3) Seguir investigando el impacto y las oportunidades que brinda la tecnología como impulsora y facilitadora del cambio en la manera de reportar.
La evolución del reporte corporativo y el rol que asuma la profesión en el diseño, preparación y auditoría de esta información, serán claves en el futuro del contador público.

¹ Los cuestionamientos que se mencionan se basan en el informe de la Federación de Contadores Europeos (FEE) sobre “El futuro del reporte corporativo” emitido en octubre de 2015.
² Follow – up paper. The future of Corporate Reporting. Accountay Europe, marzo de 2017.